La mirada en el horizonte

Por Inés Kudó

Las últimas dos semanas, tuvimos la visita de Lorra Dailey, una recién graduada de Launchpad (High School) de Acton Academy Austin. Ella tiene 18 años, ingresó a su primera Acton Academy a los 13, en Middle School (nuestro Agora) y pasó por tres campus diferentes.

La familia de Lorra, con cuatro hijas en edad escolar, se mudó de Baltimore a Austin para que Lorra pueda postular a ese campus. Mientras sus hermanas se quedaron en Acton West, también en Austin, Lorra quiso ingresar a Acton Main. No fue fácil. Con Growth Mindset y una mirada siempre centrada en su responsabilidad personal sobre su ruta, Lorra buscó seguir el camino más desafiante y emocionante. A los 12 años, comenzó a escribir un cuento infantil de afirmaciones para el crecimiento personal, ahora un best seller de Amazon. En Launchpad se embarcó con seriedad en su Next Great Adventure (NGA), y ganó el financiamiento de Acton para iniciar su emprendimiento: una organización dedicada a promover el crecimiento personal en niñes.

A finales del año pasado, con apenas 17 años, me contactó para ofrecer sus servicios a Tinkuy Marka. Como parte de sus apprenticeships, ya había asesorado a otras Acton Academies en Guatemala y Puerto Rico, sobre cómo mejorar sus procesos y sistemas. Nos convencimos de que era una inversión prioritaria, y ciertamente lo ha sido. Ahora ella prepara un viaje a India para asesorar a las cinco sedes que han abierto ahí.

Tenerla aquí me ha ayudado a volver a levantar la mirada hacia el horizonte. Imaginar lo que es posible y entender lo que hay que priorizar ahora para alcanzarlo. “Systems are tough minded; people are warm hearted”, fue una de las primeras cosas que me dijo Lorra al llegar. Se refería a que —por querer adaptarnos a la pandemia y post pandemia— habíamos flexibilizado demasiado nuestros sistemas, tratando de acomodar a todos los Pumas y familias, al punto de que habíamos sacrificado elementos no solo valiosos, sino cruciales de la propuesta. “People confuse being kind with being lenient”, añadió, a modo de sostener amablemente el espejo.

Los Pumas, inspirados por lo que Lorra contaba y representaba, y cansados también de algunos malos hábitos que se habían normalizado en su studio, quisieron probar levantar sus estándares e imaginar lo que sería estar en Acton Main, el más exigente y buscado de todos los Actons, el original. Y así fue como aceptaron hacer el experimento de “Tinkuy Austin”, probando por una semana algunos de los sistemas que se aplican en el campus principal de Austin, Texas (como lo contó Adriana en el post anterior).

Mientras esto ocurre, Vijay Shah, director de The Humanist Academy, comparte con la red de fundadores de Acton la gran noticia de la primera graduación de Launchpad en su campus. En su blog The End of the Beginning - THA's First Graduation, cuenta con emoción que Janak no solo es su primer graduado, sino que se unió a su academia desde que abrieron sus puertas en 2016.

Este graduando no solo fue parte de la primera cohorte de valientes héroes que se unieron a un novedoso experimento, sino que se mantuvo firme y logró cruzar la línea de meta. “¡Qué momento tan increíble!” —comenta Vijay—. “Es realmente una historia de resistencia, agallas, diligencia, valor, sacrificio y perseverancia”.

Me impactaron y me emocionaron las palabras y el testimonio de Vijay. En estos años, hemos visto a muches héroes llegar y partir, y todavía vemos a varies batallar con la difícil decisión sobre buscar estándares altos para sí mismes y no darse por vencides, o escoger un camino con el que se sientan más cómodes. Siempre cuesta ver a un Puma elegir otra ruta, pero ahora tengo más claro que nunca que esa es una decisión que toca respetar, y que ser indulgentes (lenient) con los bajos estándares no es ser amables.

Nuestros Pumas quieren y piden más. Luego de elevar estándares durante una semana (que no llegaron tan alto, pero sí se ajustaron un poco), algunos Pumas comentaban: “Me gustó, porque a mí me cuesta llegar a tiempo, y saber que hay consecuencias serias me ayuda a tomármelo en serio”; “A mí me ordena y me ayuda cuando sé que tengo algo importante que perder si no lo hago”; y “A mí me sirvió saber que activaba una alerta por no hacer las gemas de mi nivel, porque eso me exigió esforzarme más para alcanzarlo”.

Estos no son Pumas a los que necesariamente siempre les va bien; por el contrario, a algunos les cuesta la organización, la puntualidad, la excelencia. Por otro lado, otros Pumas comentan: “A mí no me gustan los estándares altos; prefiero hacerlo a mi manera”; “Yo prefiero las cosas como estaban”. Y entonces no puedo evitar preguntarme: ¿es por miedo a intentar y fracasar?, ¿es que lo han intentado en secreto y sienten que no pueden, pero les avergüenza decirlo?, ¿es porque les da pereza?, ¿porque les da vergüenza no ser les mejores, o ser les “peores” en algo? ¿qué monstruos están ganando la batalla y de dónde se alimentan?

Vuelvo sobre el texto de Vijay y la graduación en THA, y aquí paso a compartir su testimonio, a modo de volver a levantar la mirada al horizonte. “No fue solo una celebración, sino una afirmación”, dice. “Acton funciona. Para quienes realmente confían en su hije, que creen en una comunidad learner-driven y tienen la previsión de apostar a largo plazo... para quienes tienen el valor de dar un paso atrás y la paciencia de aguantar cuando las cosas se ponen difíciles, Acton funciona”.

Acton works. For those who truly trust their child, who believe in a learner-driven community, and have the foresight to play the long game... for those who have the courage to step back and the patience to endure when things get tough, Acton works.
— Vijay Shah, The Humanist Academy

Pienso entonces que nada de eso es fácil. Ciertamente: ni confiar, ni apostar a largo plazo, ni dar un paso atrás, ni tener paciencia, ni aguantar cuando las cosas se ponen difíciles. Lo cierto es que graduarse en THA, Tinkuy o cualquier Acton no es ninguna broma, y así lo comparte Vijay: “Las apprenticeships, las horas de servicio, las badges de NGA, cumplir todos los requerimientos del currículum, por no hablar de pasar año tras año en un entorno self-paced, learner-driven, donde les adultes no responden preguntas y tienes que aprender todo por tu cuenta, luchar tus propias batallas, gestionarse unes a otres, y aceptar la lucha como una parte necesaria del viaje ... todo puede ser bastante desalentador”.

Y por eso es que toda la comunidad de The Humanist Academy celebra tan emocionada la graduación de Janak. No se dio por vencido. Terminó último en la Children's Business Fair, pero al año siguiente, a los 14 años, fundó su propia compañía, AlterOutlook, y ganó el premio de Emprendedor del Año en la siguiente feria. A través de sus apprenticeships, consiguió ofertas de trabajo de 60 mil dólares a los 15 años y 78 mil a los 16. Se acreditó como Data Analyst y completó más de 100 horas de práctica deliberada en su NGA, que lo prepararán para la vida.

Lorra nos cuenta que en Agora y Launchpad los monstruos de la infancia, Distraction y Resistance, dan paso a nuevos monstruos: Mediocrity y Entitlement, mientras Victimhood se mantiene, como el monstruo que acompaña a tode héroe a lo largo de su ruta. Lorra y Janak lograron vencerlos uno a uno. Escogieron la ruta más retadora, no la más corta o la más fácil, porque veían su valor y su sentido. Escogieron levantarse cada vez, no esperar a que alguien les tienda la mano, porque sabían que era una oportunidad para fortalecerse. Escogieron arriesgarse a quedar últimes y aprender de esos fracasos y errores para hacerse fuertes, no jugar a la segura, en lo que sabían que ya eran buenes, porque querían avanzar y alcanzar sus metas. Escogieron ganarse a pulso cada centavo, crear sus propias redes, no culpar a otres, ni a las circunstancias que les tocó vivir, y hacerse responsables de sus acciones y decisiones, porque podían fracasar en el camino al éxito sin sentir que ahí se acababa.

Acton hace todo eso posible, pero solo cuando la familia confía, deja fallar, alienta con mentalidad de crecimiento y está dispuesta a soltar sus propias expectativas, como bien señala Vijay. Y por eso es tan importante como papás y mamás, trabajar constantemente en nuestra propia ruta, equiparnos con humildad, y esforzarnos por acompañar de la manera que más empodere y menos victimice o fiscalice a cada Puma.

Me emociona saber que Acton sí funciona. Me ilusiona imaginar quién será el primer Puma que se gradúe de Launchpad, si lo hará con una empresa ya formada, con un fellowship de 100 mil dólares, con un trabajo, con acreditaciones para cumplir sus sueños. Me niego a pensar que esa realidad solo es posible en Texas. Me energiza ver el entusiasmo de aquellos Pumas que no se quieren conformar. Me apena la resistencia de aquellos que todavía dudan, pero confío en que sabrán escoger su mejor camino.

Estoy segura también de que los Pumas, grandes y pequeños, han tenido también la oportunidad de alzar la mirada, a través de Lorra, e imaginar todas las posibilidades que se abren allá arriba de la montaña, si es que con coraje deciden perseverar en la ruta.