Todo tiene su final 🎵

Por Alexandra Kunupaz

Siempre he guardado en mi memoria esta frase que escuché cuando era una adolescente muy fan de Grey’s Anatomy: “Change is literally the only constant; how we experience change, that’s up to us”. El cambio, cambiar. Es la palabra que resume mi viaje en Tinkuy. He tenido la oportunidad de acompañar a tres estudios; hemos cambiado de sede, y pasado de la presencialidad a la virtualidad, y viceversa. He guiado acompañada, sola y luego acompañada nuevamente. Durante estos años, hemos repensado y modificado sistemas, rediseñado espacios, implementado proyectos y, en este último año, hasta principios educativos.

Si el cambio no era algo que navegara con total fluidez, creo que ahora puedo decir, con satisfacción, que lo he conseguido. Es así que me daré un espacio, en este post, para reflexionar sobre mi ruta y todo lo que he vivido, aprendido y crecido al lado de los Pumas, sus familias y el equipo de Tinkuy. Y también para agradecer todo el apoyo y cariño recibido en este viaje compartido.

Mientras miro la pantalla y trato de ordenar mis pensamientos, me invade una mezcla de sensaciones: emoción, nostalgia y un poquito de melancolía. En diciembre concluye un capítulo importante de mi etapa en este espacio único. Me toca despedirme de una linda comunidad y un espacio de trabajo que ha sido una fuente de crecimiento, aprendizaje, colaboración e inspiración.

En el año 2020, entré al equipo de guías respondiendo al llamado a la aventura de unirme al studio Spark. Este deep dive fue una experiencia retadora. El universo de Acton Academy es muy grande; son muchas cosas por incorporar y poner en práctica (como saltar a la piscina para aprender a nadar). Si bien el onboarding es una herramienta fundamental, Nati, Rodri, Yass, Majito y Ana María fueron un gran apoyo y una red de contención para poder aclarar dudas y transitar los retos de mi nuevo rol.

Especialmente porque, hasta días antes de empezar, no habíamos podido definir quién iba a ser la otra guía del estudio. Hasta que, en el tiempo de descuento, llegó Adri, quien ha sido mi compañera de aventuras desde el principio. En un abrir y cerrar de ojos, había llegado el primer día y estábamos las dos, frente al nuevo estudio, listas para empezar nuestra ruta. ¡Qué emoción, qué miedo! Y así lo hicimos por un trecho. Necesito reconocer que no sé qué hubiera sido de mí sin su compañía y apoyo todo este tiempo.

En el momento menos pensado y cuando esperábamos que no fuera algo muy serio, llegó la pandemia y todo cambió. No fue fácil: nos tocó muy cerca, pero nos mantuvimos unidos como equipo y logramos acompañarnos, contenernos y estar para los Pumas y familias. Tuvimos que quedarnos en casa por más tiempo del esperado e idear la mejor forma de acompañar a los Pumas, desde la virtualidad, siguiendo con la filosofía de Tinkuy. Por suerte, los sistemas y plataformas facilitaron en gran medida esta nueva forma de acompañar el proceso de los Pumas. Además de los sistemas y las plataformas, que nos dieron una base y estructura, fueron las familias nuestras principales aliadas, porque eran todes, desde casa, quienes sostenían el día a día y ayudaban a crear el mejor entorno posible para que les niñes puedan seguir disfrutando del aprendizaje.

La pandemia duró más de lo que muches hubieramos imaginado y el día menos pensado, Pedrito nos contaba que se le había presentado una oportunidad única y su ruta continuaba por otro lado. El cambio es la ley de la vida, y la partida de un compañero abría un nuevo tramo; se anunciaba otro gran reto y con mucha emoción y nervios (de nuevo) decidí responder al llamado.

Tenía miedo de adelantarme y asumir un reto que me quedara grande. No estaba segura de tener los recursos necesarios —aún— para asumir un studio nuevo, en plena virtualidad, y agradezco a Inés por la confianza que me transmitió y por su acompañamiento y paciencia. Sabía que la experiencia me sacaría de mi zona de comfort. No imaginé que quizás, de alguna manera, llegaría incluso a cambiarme a mí.

En retrospectiva, puedo decir que fue mi etapa más retadora en Tinkuy y, a la vez, una que disfruté muchísimo. Acompañar a un grupo pequeño de adolescentes, y a sus familias, implicó poner en práctica todas mis habilidades socráticas y terapéuticas aprendidas. Connect, equip & inspire. Esa era la meta y espero haber ayudado, en algún grado, a ese grupo genial de chiques que me inspiró y me hizo mejor guía.

Después de un año en presencialidad con Ágora, había vuelto a subir la marea y se avecinaban más cambios. Here we go again. Ahora el reto era asumir, con Adri nuevamente, el acompañamiento del studio más grande de Tinkuy, con varios Pumas y familias que ya conocía y también con nuevas caritas que me hacía mucha ilusión conocer. El balance de lo familiar y la novedad, de lo though minded y warm hearted, el flow y el confort.

Ahora que lo pienso, es un bonito cierre que mi último año sea acompañando a muchos de los Pumas con los que empecé. El cambio, aunque a veces intimida, es el catalizador del progreso. Nos impulsa a salir de nuestra zona de confort, nos empuja a explorar nuevos horizontes y a descubrir potenciales inexplorados en nuestro interior, y los finales, los cierres y las despedidas, aunque puedan parecer definitivos, también son nuevos comienzos.

Por último, no quiero dejar de agradecer a Lea, Charo y Angélica por todo el apoyo, cuidado y calidez a lo largo de estos años.

¡Hasta pronto!