Lo que implica un cambio

Por Yassira Huarcaya

Tinkuy ha atravesado por diversos cambios; algunas cosas pequeñas, como el logo o los colores asociados a la marca, y otras más importantes, como algunos sistemas que rigen nuestra actividades. Poco a poco vamos probando cuáles funcionan, nos ajustamos y adecuamos. Los cambios son buenos. Personalmente no me agradan tanto, pero a veces son necesarios. Cambiar es crecer, es adoptar algo nuevo, pero también aceptar el fracaso, si es necesario.

Uno de los temas que siempre ha traído consigo interrogantes es el cambio o tránsito entre studios: ¿qué tan pequeños deben pasar de uno a otro?, ¿es mejor si pasan con el límite de la edad?, ¿necesitan completar metas académicas para transitar, o solo emocionales?, ¿es mejor que pasen uno por uno, o en grupos pequeños?, ¿qué estrategia aplicamos en el studio que los va a recibir para que los Pumas se sientan más cómodos?, ¿quién o cómo se decide si un Puma ya está listo para transitar?, ¿ellos o nosotras?

Todas estas interrogantes nos llevan a armar planes que hagan que el tránsito sea lo más amable posible. Pero lo cierto es que no podemos asegurar que todo será 100% felicidad (como tampoco sucede en la vida misma). No importa qué tan amable o estructurado hagamos el tránsito; sin duda lograremos orden y planificación, pero no podemos evitar los días difíciles, la frustración y los fracasos.

La palabra fracaso me resulta muy fuerte. Pero creo que es así, porque soy de esa generación para la cual fracasar significaba casi casi el fin del mundo. Ese mundo que se dividía entre 0 y 20, donde no podías tener días malos porque eso implicaba una baja y una pérdida. No importaba si un día eras un 20; si al otro día eras un 0, quedabas marcade de por vida, y encima con color rojo.

Felizmente, ya no es así. Al menos en Tinkuy, concebimos los fracasos o “días malos” como parte de la vida. Un Puma reconoce sus malos días, habla de ellos y los deja ir. Un Puma sabe que la frustración y el fracaso son parte del proceso, y en ocasiones, son grandes impulsores de algo mejor.

Hoy, luego de conversarlo, revisarlo y meditarlo, tenemos un proceso de tránsito con todos los inputs y ajustes que hemos venido usando en los últimos años. Tres Pumas de Spark han decidido empezar su tránsito: dos con un “quiero ir a Discovery” y el otro, por ahora, se deja llevar por la ola. Para iniciar este tránsito, los Pumas llevan dos fichas en las que marcan diariamente si han logrado algunas metas cotidianas, como participar de los launches y close, y limpiar su espacio después del snack. “¿Esto necesito para pasar?”, preguntó uno de los Pumas mientras lo leíamos juntes. “Claro que sí”, respondí. Valorar los momentos cotidianos, el autocuidado y el cuidado del espacio, son temas que pueden pasar desapercibidos, pero que son realmente importantes para construir una cultura sana y de cuidado.

Los tres Pumas están emocionados. Al finalizar el primer día, marcaron todos los checks en su lista. Han empezado su tránsito; recién comienzan en esas semanas a mirarse sistemáticamente y reafirmar, formalmente, si están listos. Sabemos que pueden haber días difíciles, pero confiamos en que tienen las herramientas necesarias para afrontarlos y encontrarán sus propias estrategias para pedir ayuda, si la llegaran a necesitar. Nos toca ser espectadoras de este proceso y de todo lo que implica un cambio. Ellos serán quienes verifiquen que cumplen los requisitos y decidan cuándo dar el salto.