El Arte y los Pumas

Por Natz Vieira

Hace algunos días, Inés me propuso escribir esta entrada. Inicialmente, dudé sobre qué tanto podía decir, pero, con el pasar de los minutos, empezaron a venir muchas imágenes a mi cabeza. Estas eran, básicamente, recuerdos de lo que ha sido poco más de un año compartiendo con los Pumas en el taller de artes visuales.

Conocí a los Pumas el 19 de febrero del 2023. Ese día, fue mi primera sesión acompañando a los Studios Discovery y Spark. Hasta ese entonces no conocía muy bien el sistema, pero fueron ellos quienes, sesión tras sesión, me ayudaron a entenderlo mejor. 

Cuando acepté ser parte de Tinkuy, reflexioné mucho sobre cómo desarrollar las sesiones y no caer en el tradicional ejercicio que propone el uso convencional de los materiales o en un paso a paso, como cualquier tutorial que podemos encontrar en Youtube. El eje vertebral de las sesiones es la exploración. Los Pumas van descubriendo los materiales y cómo pueden usarlos.

En la primera sesión, la exploración fue con nogalina, tintas y tierras de color, en una gran superficie de papel que terminó llena de grafismos y formas, muchas de ellas a partir de la superposición o suma de trazos de varios Pumas, que se divertian armando e interviniendo una suerte de mural.

Cómo no recordar la sesión con Spark, en la que, utilizando su cuerpo, trabajaron una silueta, a la que luego dieron color utilizando pigmentos en polvo. Con el pasar de los minutos, el espacio se fue llenando de colores, el piso dejó de ser blanco y los Pumas comenzaron a acercarse más al material, tanto que terminaron casi cubiertos con este. ¡Recuerdo a uno lleno de color verde!

Con Discovery, uno de los retos más grandes ha sido el orden y el mantenimiento del atelier. Al inicio, parecía que la limpieza no era parte importante de la sesión. El espacio, que había sido recibido ordenado y limpio, quedaba con materiales fuera de su lugar, pinceles sin lavar, piso sucio, etc. Cuando alguien (un Puma) hacía sonar la campana que indicaba que empezaba la reunión en su studio, los Pumas salían corriendo y dejaban todo sucio y desordenado. Hoy,  varios meses después, puedo decir que lo hemos logrado, gracias a la gestión y organización de los propios Pumas, quienes verifican que todo esté limpio y ordenado antes de subir.

¿Qué opinas, Natz? La respuesta inmediata sería un “me gusta”. Sin embargo, mi mirada queda en un segundo plano, ya que lo importante es que ellos puedan observar su trabajo con una mirada aguda y ser honestos con su apreciación. Mi respuesta es pedirles su obra y sostenerla frente a ellos para decirles que la observen y preguntar: ¿Qué opinas tú? ¿Le agregarías algo? ¿Crees que le falta algo? 

Al terminar las sesiones, el espacio se convierte en una suerte de galería donde sus obras se apropian de las paredes y todos pueden observar sus procesos. Fuera de la sesión, en el día a día, algunos pumas pasan por el atelier y se detienen a ver las paredes. Yo los escucho conversar, lanzar apreciaciones de admiración sobre las propuestas de sus compañeres.

Las artes, en todas sus expresiones, son un medio para reflexionar, experimentar, comunicar. Para acercarse y generar comunidad pero, sobre todo, para disfrutar de los procesos y descubrir. Jamás olvidaré cuando el atelier se convirtió en un taller de serigrafía donde todos, absolutamente todos, participaron en un trabajo arduo y sistemático como un gran equipo.

Ha pasado poco más de un año y cada sesión en el atelier sigue siendo un espacio de descubrimiento. Algunas resultan más retadoras para unos, otras para otros, pero los Pumas con toda su energía disfrutan de los desafíos y son ejemplo de determinación y constancia cuando se lo proponen.